29.8.08

.sueños atrasados. .28.08.08.

Primero suceden algunas cosas en un gran patio, antes de que pase al otro sueño, en que me encuentro de nuevo en España, en Santiago, como un efímero regreso que celebro con una cena. Es de noche y me encuentro en el restaurante de Norma, pero luce más amplio, con dos salones para los comedores, con la madera de los pisos y paredes relucientes y como si estuviese en el último piso de un edificio alto por cuyas ventanas pudiese distinguirse las luces de Santiago de noche. Estoy sentada en una mesa de un rincón con varios conocidos, María, Manoela, pero también personas que no deberían estar allá, como si fuese una reunión impersonal. No recuerdo hablar con nadie, estoy sentada de lado viendo a las personas en las otras mesas, que lucen muy lejanas. Entonces le pregunto a Natalia por qué no vino Noa, ya que ahora son compañeras de cuarto. Ella me dice que probablemente no sabía, que se quedó en el departamento. Yo pienso en porqué ella no le avisó y salgo del lugar hacia otro cuarto. Ese otro cuarto es una especie de recibidor, cuyo único mueble es una pequeña mesa de madera donde se encuentra el teléfono, junto a unas grandes ventanas. Le marco a Noa mientras miro las calles oscuras más abajo. Noa luce sorprendida porque la llame, me dice que no sabía pero que tampoco sabía si podría ir en ese momento. Le digo que no se preocupe, que no importa, y ella comienza a hablar y hablar sin que yo pueda entender todo lo que me dice. Mientras ella habla miro por la ventana a un amigo de mi hermano caminar con dirección al restaurante y recuerdo también haberlo invitado. Lo veo entrar y calculo el tiempo que le tomará subir por las escaleras, entonces le digo a Noa que tengo que colgar y que hablaremos después.
El amigo de mi hermano entra entonces, por la puerta que queda del otro lado de ese recibidor, pero antes de él entra mi abuela, quien falleció cuando yo tenía 9 años. Lucía exactamente igual que en mis recuerdos, con su cano cabello finamente recogido, con sus ajustados y elegantes vestidos, éste en color completamente negro. Su piel tan blanca. Me quedo paralizada por un momento pero no lo razono, corro hasta ella y la abrazo y ella me devuelve el abrazo. Debería estar feliz, pero hay algo dentro de mí que se rompe y siento como si una cortina de arena resbalara por mi cuerpo hasta detenerse a mis pies. Comienzo a llorar sin poder detenerme y ella no me dice nada, sólo continua abrazándome fuertemente. Siento que me caigo, que nos caemos, y continuo abrazándola y llorando en el suelo, hasta que mi madre sale del comedor conjunto y se detiene junto a mí diciéndome que me detenga, que me calme. Levanto la vista y veo a las personas a mi alrededor, mi madre, el amigo de mi hermano, los que miran desde el comedor, pero ya no es mi abuela a quien sostengo, es un espejo. Mi madre me dice que fui siempre yo. Miro mi reflejo y soy yo quien viste ese vestido negro y cuyo cabello cano se recoge en un tocado alto.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Desde mi cielo" de Mago de Oz.

.sueños, .29.08.08.

Despierto cuando escucho que Jessica se levanta de la cama. Parece ser temprano, escucho como se arregla tomando sus cosas del escritorio. Recuerdo su examen de japonés y le digo que no olvide que su nombre se escribe Jesika. Aunque es inexacto, quizá sería Hesika. Me levanto yo también y me dirijo hacia la sala, ella camina detrás de mí. Entonces noto que la puerta de la entrada está ligeramente abierta. Siento un miedo extraño, como una violación completa de mi intimidad ante una puerta abierta. Le reclamo a Jessica pero ella dice que yo fui la última en irme a dormir, le digo que ella es la más descuidada y que bajo ninguna circunstancia podría haber dejado la puerta abierta. Miro inquisitivamente mi computadora, mi disco duro, mis libros, mis películas, pero todo parece estar exactamente en su lugar. Me siento confundida, como si necesariamente alguien hubiese tenido que abrir esa puerta y su acción se volviera completamente inútil ante el descubrimiento de no haberse robado nada.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Your heart is an empty room" de Death Cab For Cutie.

28.8.08

.fotofobia.





















Los sueños que debieran ser más felices son los que menos quisiera contar.


A veces me pregunto, si hubieras vivido hasta ahora, ¿qué libros te gustarían?

27.8.08

.sueños. .27.08.08.

Escribo un cuento, desesperadamente, como si no pudiera hacer otra cosa que crear esos universos en el papel. Escribo un cuento donde es imposible entender quién realiza las acciones, encontrar los personajes, diferenciar género y número, atribuir los espacios, los tiempos, las palabras. Escribo un cuento en el margen completo de lo neutral, lo inatribuible.
Escribo un cuento donde nada puede entenderse.
Sin haberlo terminado, despierto.



En mi sueño suena "Writing to reach you" de Travis.

26.8.08

.o tengo los ojos abiertos.














También "El extranjero" comienza en el funeral de la madre.

.sueños. .25.08.08.

Entro en un edificio derruido, como una construcción imperfecta y mal trazada. Todo luce viejo, húmedo, oxidado, falto de luz. Los espacios se siguen unos a otros sin orden, salones desiertos, largos pasillos, desniveles sin razón. Avanzo, sabiendo que es el cumpleaños de mi Gabriel y que por ahí llegaré a la fiesta. Llegado a un punto, miro el cuarto abierto a mi izquierda y encuentro a Raúl fumando un cigarro, solo. Entonces sé que algunos de esos pasillos inconclusos que se encuentran distribuidos aleatoriamente tienen habitaciones que funcionan como pequeños departamentos. Mentalmente repaso la historia: Raúl rentó uno de esos departamentos porque le pareció adecuado para vivir, pero una vez que lo vio su esposa lo desaprobó y tuvieron que dejarlo. Lo saludo y me dice que vayamos al lugar de la fiesta.
Entramos a un cuarto, como un gran salón abandonado donde todo luce viejo excepto una mesa de madera clara en el centro. Sólo quedan dos lugares disponibles, justo a la derecha de Gabriel quien se encuentra en la cabecera. Nos sentamos ahí, pero entonces es como si Gabriel hubiese cambiado de lugar para situarse enfrente de nosotros. Comienzan todos a hablar y entonces me doy cuenta que todos son profesores y yo me pregunto porqué estoy yo ahí.
Después de un tiempo una mujer entra, es la esposa de Raúl, el cuál se pone inmediatamente de pie y se ubica en dos asientos desocupados que aparecieron de pronto al otro lado de la mesa. Lo sigo con la mirada antes de percatarme que su lugar sería ocupado por un señor viejo, algo gordo y de cabello canoso quien me habla constantemente diciéndome "oye, niña..." y señalándome cuanto pueda decirse dentro de esa habitación. Yo veo hacia el otro lado de la mesa y cuando regreso mi vista al viejo me encuentro con que tiene el rostro pintado. Como maquillaje circense, todo su rostro es gris con algunos trazos blancos que no responden a ninguna armonía. Entonces miro a las demás personas a mi alrededor y todos tienen también el rostro pintado. La mujer frente a mí lo tiene pintado de amarillo mostaza con irregulares trazos negros. Gabriel ya no está, pero pienso entonces en que organizó una fiesta de disfraces y yo llegué sin nada. Me pongo de pie, incómoda, y me dirijo hacia la salida. Paso junto a Raúl, sentado, el asiento de su esposa desocupado pero él mirando fijamente un punto, sin hablarle ya a nadie.
Me salgo del cuarto y estoy en otro sueño. Camino sobre una estructura de madera localizada sobre una playa, como si fuese un muelle, o un edificio abierto, con desniveles extraños y que bordease el mar para localizarse siempre sobre él. Camino por ahí de un lado a otro, varias personas pasan junto a mí, algunos conocidos y otros no. Pasando por un punto alguien, una amiga, me dice que hay una ballena varada y voy hacia el punto que se encuentre más cercano a ella. La miro tumbada en la arena, más pequeña de lo que debería lucir, como si mirara hacia el sol. Mi amiga dice que es un bello animal y yo recuerdo otra ballena que encalló antes en la misma playa, que tenía alguna especie de malformación en la cabeza y un tono de piel café que la hacían lucir realmente grotesca. La miramos fijamente antes de que comience a moverse sobre su base, convulsivamente, al tiempo que poco a poco va regresando al mar hasta volver a perderse. Saco mi cámara y comienzo a tomarle fotos mientras se aleja. Fotos imposibles que la siguen hasta kilómetros alejados de la costa, fotos submarinas en que nada entre focas y otros peces. Hasta que se pierde por completo en el horizonte.
Corro hacia mi madre que se encuentra sentada en otro lado del muelle, platicando con alguien más, quiero mostrarle las fotos pero ella parece poco dispuesta a querer verlas.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Piel de astracán" de Maga.

24.8.08

.sueños. .24.08.08.

Imágenes independientes en un sueño probablemente más largo y entramado. Sostengo una revista frente a un oscuro puesto de periódicos. El formato es similiar al de las revistas culturales pero las frases parecen anunciar noticias sensacionalistas. Sólo alcanzo a leer una donde habla de la muerte de Diego Luna y la confirmación de Camila Sodi de su segundo embarazo.
No recuerdo más, eventualmente despierto.




Es curiosa la intromisión de Diego Luna en mis sueños. También es extraño que Ian haya soñado con otra muerte, aunque menos sensacionalista.
En mi sueño suena "Persephone" de Cocteau Twins.

23.8.08

.sueños. .23.08.08.

Camino por la universidad, apresuradamente. Me detengo entonces y paso por lo que sería la cafetería de nuestra facultad, pero a diferencia se encuentra por completo cerrada, como un oscuro salón subterráneo. Las paredes grises, sin ventanas, los espacios amplios sin muebles y el piso alfombrado en azul. Al pasar me encuentro con mi profesor Alfonso platicando con los estudiantes dos generaciones menores que la mía, parece una conversación animada, sé que acaban de salir de su clase de brasileña. Ni siquiera los saludo.
Camino hasta el fondo de un largo pasillo oscuro, cuando vuelvo a salir a la luz he cambiado de escenario. Estoy en un terreno de concreto amplio, como una improvisada cancha de basquetbol sin delimitaciones. A lo lejos pueden advertirse las rejas blancas y algunos edificios lejanos y aparentemente abandonados del mismo color. El aire se siente caluroso. Junto a mí están varios compañeros y entonces me doy cuenta de la principal razón por la cuál las bardas bordean todo el conjunto irregular. Un grupo de hienas van corriendo y pasan junto a nosotros.
Uno de nosotros entonces corre entre ellas, sin dificultad, pero entonces toma a uno de los dos cachorros que se encontraban protegidos por la manada que se aleja. Sólo las hienas alrededor de él notan el hurto, al tiempo que nos advierte que comencemos a correr. Me quedo paralizada por un momento y una de las hienas se abalanza sobre mí y muerde el brazo que alzo para defenderme. Forcejeamos por un momento hasta que logro soltarme.
Corremos hacia la salida, mientras ellas van en busca del resto del grupo para perseguirnos. Una vez llegados a la puerta volteo y veo una única hiena que se adelanta al grupo y la aparto al tiempo que también alcanza a morderme un poco el brazo. Lo siento entumido y comprendo que se haya alejado todo el dolor. Cierro la puerta y subo rápidamente al carro que nos espera afuera.
Escucho el ruido de las hienas golpeando la puerta metálica, e incluso veo cómo una consigue sortear la altura de la misma y llegar a la calle. Entonces me percato que quien maneja el coche, un vocho blanco, es mi primo Andrés quien acelera rápidamente para alejarnos. Comento, casi con tristeza, que es una pena que haya tan poca seguridad y la hiena haya conseguido escapar, como si el mundo real fuese un mayor peligro para ella que viceversa. La miro, luciendo ahora más perdida que furiosa y moviéndose apenas lentamente sin atreverse a alejarse del conjunto. Nos alejamos.
Me pregunto para qué necesitaríamos una hiena pequeña. Dulce, en la parte de atrás del coche, me pide que le muestre mis heridas. Estiro mi brazo y veo las marcas de las mordidas, sin sangre y como si estuvieran ya cicatrizadas y costuradas. Ella me dice que no parece grave pero que aún así tendrían que inyectarme contra el tétanos.
Miro mi brazo cubierto de marcas, como una tela hecha de retazos. Entonces despierto.




En mi sueño suena "Me arde" de Andrés Calamaro.

22.8.08

.sueños. .22.08.08.

Caminaba con Dulce sobre la calle de atrás de la universidad. Íbamos rápidamente, probablemente a comer, y hacía mucho calor. Hablábamos sobre algún tema con el que estaba fastidiada, así que iba un poco de malas. Pasábamos frente al sushi y en una de las mesitas que están fuera veía a Jessica y a Víctor comiendo. La mesa era muy pequeña, de manera que sólo cabía un plato sobre la superficie y no parecía precisamente de sushi. Se encontraban muy cerca y acaramelados, de manera que en una escena digna de "La dama y el vagabundo", Víctor le daba de comer en la boca.
Dulce parecía no percatarse de ello y seguía hablando, yo sólo los miraba y ellos tampoco se daban cuenta de que yo pasaba por ahí. Pensaba mentalmente en lo idiota que era Jessica por regresar con él, pero aún eso no superaba mi desconocido enojo inicial.
Por la mañana recordaba algunas otras partes del sueño que ahora se han ido. Eventualmente despertaba.




En mi sueño suena "Nuestra sociedad secreta" de Xabel Vegas y las Uvas de la Ira.

17.8.08

.fotofobia.

















Creativamente estéril.

.sueños. .16.08.08.

Me sentía como si al avanzar sólo bordeara las cosas. Como si todo estuviese cerca de los edificios y las formas, como una especie de fuerza de atracción. Recorro un largo tramo cargando una maleta, corro, detrás de mí viene Ian, a paso más lento, como fastidiado por lo que tenemos que atravesar.
Llegamos a la estación de tren, que es como un largo pasillo subterráneo, húmedo, oscuro y de concreto alto. No vemos a nadie hasta llegar al final donde la gente se amontona por pequeñas entradas sin orden, como refugiados de guerra. Camino hacia el final, donde ya casi no hay nadie y apenas se puede vislumbrar los rieles. Ian me alcanza finalmente pero continúa colocándose detrás de mí. Estamos España, y esperamos ese tren porque tenemos que ir a la Coruña, pero no estoy muy consciente de porqué la prisa.
Ian comienza a decirme algo, con un tono serio y continuo, como si se quejara mientras me narra una historia. Pero no puedo escucharlo, miro constantemente esperando poder ver cuando llegue el tren. Delante de mí obstaculizan mi vista algunas columnas de concreto y una especie de pantalla de plástico. A veces veo que se acerca algo pero entonces descubro que es completamente blanco y sé que es el metro, que pasa de largo sin siquiera detenerse. No tiene ventanas y no puedo ver a nadie dentro de él.
Siento como si cada vez hubiese más gente amontonándose en la estación y temo perder el tren cuando llegue. Entonces lo veo entrar en el andén, de naranja y blanco, y me apresuro hacia él. Al pasar descubro que no tenemos boleto y el hombre al frente me dice que tenemos que comprarlos antes de subir. Le digo a Ian que se adelante a subirse y yo lo alcanzo. Compro los boletos en un pequeño kiosko demasiado bajo, con demasiada luz por dentro y con una extraña reja negra cubriéndolo completamente. Cuando me acerco al tren veo que parece haberse transformado en una camioneta larga, con apenas unos cuantos asientos. Las filas son de cuatro y se encuentran en distintas posiciones a lo largo, las sillas se mueven muy fácilmente a través del espacio aunque se encuentran muy amontonadas. Varios chicos se han sentado ya adelante y jalo uno de los asientos para pasar atrás, a un par de asientos juntos. Apenas si encuentro espacio para poner mi maleta en el piso aunque no tenga espacio para poner los pies, pero Ian la pone en su asiento y salta hacia la cajuela, que es amplia y se encuentra desocupada. Le digo que porqué no se sienta y me dice que le molesta la falta de espacio, que está mejor ahí, aunque yo siento que sigue molesto conmigo y prefiere no estar cerca.
De otros sueños recuerdo un centro comercial pequeño y oscuro con tiendas deshabitadas, alguien jalando mi pierna del otro lado de una puerta y otras pequeñas imágenes que no alcanzan a concretarse. En algún punto me despierto.




En mi sueño suena "Timing" de Kevin Johansen

15.8.08

.fotofobia.


Eso no es literatura. Dicen.
¿Y cómo nos enseñaron antes que las palabras están en todo y son todo y que hasta la más simple expresión cargada de su propio abismo semántico se encuentra llena de relatos?
Eso no es literatura. Dicen.
Y yo, que me encuentro fuera de esa ciudad letrada, no puedo protestar ante ese 'no'.

14.8.08

.sueños. .14.08.08.

Me llaman, tengo que salir del cuarto, trato de ponerme mis zapatos pero no me quedan, no entran. Los miro varias veces y son ambos del mismo pie, de pronto miro y parece que todo el suelo está lleno de zapatos idénticos, para pies sin forma, para tallas inexistentes, y ninguno me queda. Salgo sin zapatos.
Por momentos parece que la ciudad dentro de la cuál estamos atrapados es un conjunto de casas abiertas una sobre otra. Subo a un pequeño ático y un niño duerme en una maleta, le digo que es hora de irnos.
Todo cambia, estamos en un coche, una amiga maneja pero no puedo ver quién es. Pasamos como a través de un malecón pero que es demasiado pequeño, como si fuese apenas una zona en un jardín y sin que se pueda observar el mar del otro lado. Le digo a la chica que quiero comer helado y pienso en un cierto helado de vainilla con jarabe de chocolate. Pasamos junto al sitio donde lo sirven, que es como una parte más asomándose a esa enorme casa blanca que es la ciudad. Por el cristal puedo ver demasiadas mesas para un sitio tan pequeño, todas de madera alta y clara, mi amiga me dice que está cerrado, que vendremos otro día. En otros sitios, a través de más ventanas, veo a personas sentadas en otras mesas, hablando, comiendo, pocas y esparcidas. Hay mucha luz adentro.
Estamos escapando, ella sabe que no nos pueden ver y por eso sólo salimos cuando es de noche. Se estaciona enfrente de unos locales cerrados mientras busca algo. Yo me pregunto de qué escapamos y cuanto tiempo tendremos que seguir así.
Suceden muchas más cosas que no recuerdo, y entonces despierto.




En mi sueño suena "Not ready to make nice" de Dixie Chicks.

13.8.08

.fotofobia.












Haroldo de Campos escribió un poema como un crisantemo.


Si hubiese dibujado un crisantemo ¿habría dejado de ser poema?

.sueños. .13.08.08.

Alguien frente a una puerta blanca me pide mis llaves. Remuevo y saco un grupo de numerosas llaves de metal. Cuando trato de encontrar la de la puerta me pierdo entre todas ellas, luciendo tan similares. Ese alguien, frente a la puerta blanca, me muestra su propio juego de llaves, coloreadas, diciéndome que debería ordenar las mías así.

Me despierto pensando en largos papiros escritos con muchas diferentes lenguas, y en cuentos con muchas noches. Pero la alarma para despertarme confunde los sueños concretos y desbarata lo poco que podría quedar de ellos.




En mi sueño suena "Tu gitana" de Luar Na Lubre.

12.8.08

.sueños. .12.08.08.

Leo cartas que no están dirigidas a mí. Fuera de lo blanco del papel todo lo demás es oscuro, ni siquiera alcanzo a ver mis propias manos sosteniéndola. Las palabras son femeninas. Solo puedo recordar una de las frases finales: Nada me ha hecho más feliz que haberme casado contigo.
Supongo que después despierto.




En mi sueño suena "Y todo lo demás" de Andrés Calamaro.

11.8.08

.con el muerto encima. .10.08.08.

Cuando era pequeña tenía terrores nocturnos en que me despertaba por las noches, repentinamente, y sentía cómo la cama temblaba suavemente debajo de mi cuerpo. No podía moverme y sentía como si una presencia al borde de la cama me tomara de los pies y me fuese arrastrando lentamente hacia la orilla. El miedo me desesperaba hasta que las sensaciones terminaban cuando conseguía mover, después de muchos intentos, mis manos.

Anoche desperté un par de veces, entre sueños, y sentí como si la cama temblara debajo de mí. Recuerdo la sensación claramente, no podía moverme pero no sentía miedo. Esperaba unos momentos y volvía a conciliar el sueño. La tercera vez me desperté y ya no sentí nada, fue entonces cuando, entre sueños aún, me pregunté qué haría en caso de encontrarme con quien lo provocaba.

9.8.08

.o tengo los ojos abiertos.

















Aquella tonta manía que nos quedó de viejos tiempos de relacionarlo todo con canciones. Me preguntaste cuál y yo te dije entonces: Not without you.
¿Y yo?
Semilla negra.

Todo sería más fácil si lo que haces no tuviera sentido.

.sueños. .09.08.08.

Camino sobre una calle pequeña, como de pueblo. Es de día y hace calor, me dirijo a un punto fijo que es un local al final de la calle. Alguien me pidió un favor y yo tengo que ir y preguntar ciertas cosas. Entro, el lugar está vacío a excepción de un par de personas en la barra que parecen atender, pero no me prestan demasiada atención. Las paredes del lugar parecen una especie de formación rocosa natural, muy conveniente, pintada con colores azules y rosas llamativos. Subo al siguiente piso, el techo parece más bajo y las sillas y mesas son diferentes. Me siento en una, en un rincón alejado, hay un par de chicos cargando cajas y moviéndolas de lugar. Saco cosas de mi bolsa y mentalmente hago anotaciones del lugar. Al final del piso hay una reducida escalera de caracol de metal oscuro. Me dirijo a ella, comienzo a subir pero no se ve el final. Me detengo llegado un punto en que parece que estoy atrapada entre dos pisos. Me siento en un escalón y me recargo en otros, me quito mis anillos y los dejo en uno más arriba. Me quedo dormida.
Me despierto como si fuera el día siguiente, pero todo luce igual, salgo rápidamente del lugar como si no quisiera que nadie me vea. Caminando de regreso por la calle siento que mi bolsa pesa más que antes, mirándome reflejada en un escaparate descubro que es enorme y apenas si puede cerrarse. Entonces recuerdo que olvidé mis anillos y tengo que regresar corriendo por ellos. Tengo prisa, como si tuviera que estar en otro lado.
El sueño cambia y me encuentro en un aeropuerto, llegando a Pakistán. Me recibe una chica que estudiaba en mi prepa, como si nunca hubiéramos perdido contacto. Miro todo asombrada cuando ella me presenta a sus padres. El aeropuerto es como un gran espacio abierto, de paredes de piedra clara, con enormes cuadros dorados colgados de las paredes. No hay sillas, ni muebles, sólo personas caminando de un lado a otro. Su padre va con otras dos mujeres y yo camino a la par de mi amiga y su madre. Salimos del lugar y veo como un gran desierto.
Su casa es enorme, con espacios abiertos intercalándose con más habitaciones o salones. Estamos sentadas a la orilla de un río artificial por donde cruza un puente. El fondo del río es azul, yo remojo mis pies en el agua y ella recostada junto a mí me cuenta historias de su país. Su padre nos llama entonces y nos dice que tenemos que atravesar el puente, que nos preparemos. Llegamos a una zona con camellos muy altos, cuyas piernas miden más de tres metros. Le digo que cuando era pequeña estaba obsesionada con los camellos. Su padre nos indica el modo en que nos colocaremos, los camellos marchan en líneas de cuatro y los ocupantes de las orillas tienen que sostener un enorme manto colorido que nos cubre a todos. Mi amiga me habla de las personas que viven en el río y que debemos tener cuidado con las flechas. Menciona un término en su idioma que significa morir en el río, y entonces miramos como pasan algunas pequeñas barcas con cadáveres con los ojos abiertos y la piel llena de pequeñas flechas, casi como espinas. Cuando disparan pareciera como si comenzara una lluvia de esas pequeñas flechas.
Pero no alcanzamos a subirnos, algo sucede y de pronto pareciera que reinara el caos, me encuentro sola y escucho ruido de flechas y disparos. Camino pero no puedo encontrar el rumbo entre las habitaciones de la casa, atravieso el río artificial y siento que hay demasiado humo. Entro en una habitación y descubro que es la cocina, un hombre con una pistola me apunta y yo solo alcanzo a tirarme al suelo. Siento que alguien me jala por el brazo y voy atravesando una habitación a otra sin fijarme, sólo escucho el ruido, hasta que llego a un cuarto donde se encuentra mi amiga. Está recostada y su pequeña cama es el único mueble en el cuarto, localizado justamente en medio. Dos mujeres se mantienen de pie junto a ella, vigilándola, cuidándola. Está herida pero no puedo verlo porque una manta la cubre, llego junto a ella y me abraza y comienza a llorar. Me dice que no quería que las cosas salieran así, que al día siguiente viajaríamos a Europa y nos olvidaríamos de todo. Yo solo la abrazo y no le digo nada.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Beyond the wall of sleep" de Sopor Aeternus.

8.8.08

.o tengo los ojos abiertos.

















Doy vueltas alrededor de ti. Te conozco, te reconozco, te invento. Nunca fue tan justo como ahora. Encontrarte, como si fuese siempre igual.
Doy vueltas alrededor de ti. Te invento, casi todo el tiempo te invento.

.sueños. .08.08.08.

Estaba frente a un gran reloj, esos relojes que miras hacia arriba, que no tienen números y se enmarcan imponentemente en madera oscura. Destellos púrpura salían de alguna parte, yo lo veía moverse casi a su propio tiempo. Junto a mí estaba mi hermana y también lo miraba, era un juego para ella y lo sabía. La aguja se detenía entonces sobre las 4 y significaba la B. Ella comenzaba su lista: Bicicleta.
Estábamos en un enorme salón conjunto, como si fueran los pasillos fuera del salón de fiesta. Muy marcados unos a diferencia de otros, era un pequeño laberinto. Dentro alguien de la familia se casaba, pero eso era lo de menos. Varios primos se encontraban en distintas partes. Caminaba hacia una esquina donde Francia y algún otro primo miraban fotos de un album burdo, como hecho a mano. El cuarto junto a ellos daba la sensación de ser la cocina de casa de mi abuela, pero estaba cerrada. Se reían mientras veían las fotos, entonces me las mostraban y eran fotos mías, de un viaje a Villahermosa. Me decían que no creían que hubiese ido ahí y yo les decía que sí, que habíamos estado ahí.
Entonces me encuentro en un puerto, mirando la isla hacia el otro lado. Junto a mí hay un puente incompleto que se tuerce para regresar sobre sí mismo en lugar de atravesar el mar. Mi hermana está de nuevo junto a mí, me pregunta cómo regresaremos. Voy con un hombre que se encuentra entre las lanchas abajo, todo colocado sobre estructuras de madera húmeda y podrida, tan por debajo que diese la impresión de estar siempre por debajo del nivel de todo. Me dice que nos llevará por $300 y yo pregunto si por ambas o por cada una. No responde y nos dice que nos subamos ya. Nos empuja hacia un barco demasiado alto y demasiado pequeño, no parece tener interior y todas las personas nos amontonamos en la superficie. Todos los demás parecen turistas. Los movimientos del barco son erráticos, como si fuera un juguete flotando azarosamente en una gran tina de agua. Apenas si hay barandales, de madera igualmente podrida, para evitar caernos. Salimos difícilmente del puerto y avanzamos siempre junto al puente. Entonces mi hermana se asoma hacia el mar y cae. Le digo al hombre que nos subió que se detenga, que haga algo, y él dice que no puede hacer nada, que no hay modo de detener el barco. Salto al mar y siento como si cayera durante una eternidad. Mi hermana flota y yo caigo junto a ella, primero estamos detenidas y entonces recuerdo una de las fotos de mi prima, en la que me veía yo nadando por ese mismo mar y ella me preguntaba "¿Es cierto que lo atravesaste nadando?" y yo le decía que sí, y ella preguntaba de nuevo "¿Y los tiburones?" y en la foto entonces veía sombras en el agua. Tomo a mi hermana y nadamos de vuelta, salimos donde el puente apenas nace y subimos en él, se divide en dos y yo digo que vayamos por la derecha, que se tuerce más y avanza hacia donde no alcanzamos a ver. Hay gente caminando de regreso y yo pienso, entonces, que podemos caminar de ida, sin importar cuanto tardemos.
Entonces estoy en otro sueño, estoy con mi familia en un centro comercial aunque es de noche, la mayoría de la gente camina sin ver los estantes. De pronto nos vemos atrapados en un tiroteo, aparentemente dos grupos comienzan a dispararse, mis padres se me pierden. Camino detrás de uno de los tiradores y veo como saca armas de entre los estantes. Cuando parece que el fuego ya ha terminado encuentro a mis padres y mi hermana, les digo que nos vayamos. Cuando nos dirigimos a la salida aparecen el líder de una de las bandas y un tirador y nos dice que quiere hablar con nosotras. Mis padres se van y nos dicen que comenzarán una escuela y que quisieran invitarnos. Les digo que lo pensaremos, aunque mi hermana luce realmente emocionada por ello. Antes de irme el tirador me dice "lindo traje", entonces me doy cuenta que voy de traje, en rojo y negro. Nos vamos.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Butterflies instead" de K's Choice.

7.8.08

.destello de sueños. .07.08.08.

Me encontraba comiendo con mi padre, frente a mí había una pantalla sin sonido con un programa de música. En uno de los comerciales pasaron rápidamente un fragmento de horóscopos donde sólo apareció el signo de piscis. Entonces recordé un fragmento inconexo de los sueños de ayer:

Me encuentro en una habitación que parece formar parte de un bar. Hay varias mesas altas pero nos encontramos en la única ocupada. Están varios chicos que identifico con amigos de Bake aunque ninguno corresponde a alguien que conozca. Sólo yo estoy sentada, ellos se mantienen de pie. Corcobado entra entonces por la puerta que se encuentra a mi izquierda y nos saluda a todos. Viste de negro. Se dan varios diálogos que no alcanzo a entender, yo me mantengo quieta y callada.
Entonces se detiene hablando con uno de los chicos y le dice que lo llamará Piscis. Él dice que, precisamente, ése es su signo. Corcobado responde que no tiene que ver con signos si no con una canción suya con el mismo nombre.




Debe ser mi emoción por verlo cantar de nuevo.
En mi sueño suena "Dos corazones" de Corcobado.

.sueños. .07.08.08.

Estaba dentro del cuarto. Una especie de enorme intersección entre muchas otras recámaras. La casa era alta, las paredes y los pocos muebles oscuros y todo con poca iluminación, todo en rojo. Hay una gran mesa en medio, con demasiados ángulos y muchas sillas. En una de ellas, frente a mí, está sentada una niña, como de nueve años, rubia y con un vestido claro. No me mira, está inmersa en su labor: con objetos viejos, usados, rotos, construye otros nuevos, como si la materia fuese completamente moldeable. Nada de lo que construye parece tener una utilidad real y solo parecen nuevas partes metálicas, híbridas de sus anteriores compuestos. Pero ella no se detiene, construye uno tras otro y parece como si siempre estuviera construyendo el mismo.
Miro y alrededor de la sala, igualmente amorfa y llena de ángulos, hay muchas puertas y no sé por cuál debería de entrar. Escojo una al azar, llego a otro cuarto, igualmente oscuro pero más pequeño y menos iluminado. En él sólo se encuentra un mueble alto, angosto, sin sillas, donde otras cuatro niñas construyen más cosas. Lucen así, rubias, pálidas, con vestidos claros, un poco más grandes que la del cuarto anterior, pero sé entonces que están enfermas. Su metabolismo desordenado las traiciona y por dentro están envejeciendo todo el tiempo, lucen como niñas pero por dentro tienen mil años y quizá están muriendo. Escucho una voz como si viniera del cuarto de junto y le hablara a ellas, que tampoco han reparado en mí. Dice que dos de ellas tendrán que irse, y el ser alejadas de esta labor es casi equiparable a desaparecer del todo. Ellas se detienen y miran fijamente hacia la pared oscura de donde surge la voz, entonces me doy cuenta que son idénticas, como si fuese la misma repetida cuatro veces. La voz también parece darse cuenta y entonces es imposible apartar a ninguna.
Salgo del cuarto y entro a otra puerta, estoy en otro sueño. Despierto en el cuarto de mi abuelo, estoy acostada junto a mi hermana quien aún duerme. Siento la cama demasiado grande y veo la puerta abierta y la luz que se cuela por ella. Hay un mensaje junto a la cama de mi primo Andrés que dice que no nos despertó, que se adelantaría, junto a una foto de nosotras dos durmiendo. Lo único en lo que puedo reparar en que mis piernas se encuentran marcadas por unas mallas negras y llevo una falda. Me levanto enojada y salgo, llego a la cocina que es enorme y está llena de ollas de metal negro, no hay más muebles que muchos hornos y estufas. Están Andrés y mi padre cocinando en una olla enorme y les digo que por qué no me esperaron, responden sin decir nada y me doy cuenta de que ya no queda nada, todo está sucio pero vacío.
Salgo y estoy en otro sueño, salgo de la casa donde viví tantos años atrás como si ahora fuera mía y estuviese de nuevo ahí. Salgo y el resto de la colonia parece abandonada, las demás casas van siendo consumidas por las plantas y la luz apenas si es suficiente para caminar aunque es de día. Atravieso las calles desiertas como si tuviera prisa y un rumbo fijo, en las entradas oscuras de algunas casas escucho animales rugir y moverse oscuramente. A veces me detengo en las intersecciones esperando encontrar a alguien, creyendo escuchar voces familiares, sumida en una ensoñación más que asustada. El camino hacia la entrada parece eterno y cuando llego hay un solo guardia sentado, que me dice que no puedo salir.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Not without you" de Marlango.

6.8.08

.o tengo los ojos abiertos.















No quise decirlo porque finalmente, ¿quién iba a saberlo? Si no siempre tú y siempre yo. Nos detuvimos eternamente dentro de esas aguas de madrugada, oscuras, cargadas de murmullos que decían ya nunca, mañana temprano, no. Mucho tiempo después ibas a convertirte en la clara manifestación de mi miedo a lo absoluto, absoluta certeza del punto exacto y detenido de un hoy que se repite inflexiblemente.
Mucho tiempo después iba a soñarte, con tu rostro ya casi borrado por la suave mano de esos mismos días. Tendrías, de nuevo, pocas palabras para mí: el horror de los cuerpos. El miedo al horror de los cuerpos.

5.8.08

.sueños. .05.08.08.

Era una casa vieja y enorme, llena de pasillos y escaleras, totalmente alfombrada de rojo y sin ventanas por las cuales mirar. En un cuarto me encuentro con mi hermano y ahí vemos películas de terror viejas con pésima calidad. Primero vemos una basada en los crímenes de un asesino serial que en la representación lucía más bien como una momia, completamente chupado y con los ojos idos. La película se corta a la mitad y mi hermano me dice que vaya a buscar el resto. Salgo de la habitación y a la derecha hay unas enormes escaleras, bajo, tengo noción de recorrer muchos pasillos y cuartos y de hablar con algunas personas aunque tengo la noción de que estamos solos en la casa. Al final encuentro los discos y subo de nuevo, al llegar a la habitación nos damos cuenta de que comienza una nueva película pero no nos importa. Al inicio hay un hombre parado en un andén que en realidad es una sola estructura de piedra. Sabe que hay alguien cercano a él pero no podemos verlo, llega un enano y él le da una carta, le dice que es importante que llegue pronto a su destino. El enano quiere saber qué es lo que sucede pero todo parece completamente en secreto. Luego la escena cambia a una casa exactamente igual a la que nos encontramos, donde un hombre con el rostro casi cadavérico habla frente al espejo, su esposa detrás de él parece no percatarse de la propia apariencia del mismo ni de nada, como si su conversación fuese algo completamente independiente de la trama. El hombre finalmente abre la boca y se ve entonces que no tiene dientes si no, en su lugar, una especie de encías afiladas grotescamente. Todas las escenas se han sucedido en blanco y negro.
Mi hermano y yo simplemente continuamos viendo la película. Entonces despierto.




En mi sueño suena "Track 12" de Devil Doll.

.sueños. .05.08.08.

Caminaba por un largo pasillo, como de mercado por la mañana cuando apenas las luces comienzan a filtrarse entre la oscuridad. Todos los puestos se encuentran ya colocados pero no hay nadie en ellos que los atienda, ni nadie más que camine. El piso es de piedra y los pequeños locales de madera con pocas cosas encima de ellos, espaciados. Camino lentamente y los voy mirando, uno de la izquierda, uno de la derecha, como si necesitara saber qué hay en cada uno de ellos.
Al final la calle se cierra con una pared y no hay salida, ahí encuentro una silla de dentista instalada en medio de la calle. A cada uno de los lados se encuentra Karla y Martha, no reparan en mí por continuar su labor. En la silla se encuentra recostada Mayra, pero más que mirarla a ella me encuentro detenida en su rostro, como si este fuese gigante y estuviera compuesto de miles de pequeñas cajas chinas, como un collage que mirara muy de cerca. Su boca ocupa la mayor parte de este rostro descompuesto y es simplemente un gran vacío donde Karla y Martha van depositando una especie de pequeñas esferas grises en espera de llenarlo eventualmente. Ninguna parece extrañarse por esto y ninguna voltea a verme en ningún momento.
Luego continuará otro sueño.




En mi sueño suena "Bachelorette" de Bjork.

4.8.08

.sueños. .04.08.08.

Astrid tenía una caja, grande, de color madera. La sostenía en alto moviéndola entre la oscuridad que las rodeaba. La caja se abría, sus paredes caían y se unían de nuevo, cambiaba de forma pero nunca dejaba de ser una caja y nunca dejaba de estar vacía.
Algo en aquella escena era una bomba, extrañamente planeada por Astrid. Yo la miraba desde lejos, como si no estuviera.
Quizá pasó algo más, pero entonces desperté.




En mi sueño suena "Te voy a dormir" de San Pascualito Rey.

3.8.08

.sueños atrasados. .02.08.08.

Entro en una habitación, deduzco detrás de mí una sala de espera. Dentro una mujer se encuentra sentada en un elegante escritorio, detrás de ella se encuentra un enorme mural conformado por varios lienzos unidos temáticamente que parece como si fuera cerrándose hasta cernirse a su alrededor. No hay formas entendibles en el mismo, sólo una combinación de azules y tonos oscuros.
Su largo cabello negro y lacio pareciera delinear su figura, ella misma luce fría. La miro desde lejos, habla mucho pero no escucho lo que dice ni tengo intenciones de entender. Siento como si llevara demasiado tiempo recorriendo una habitación de médicos a otra.
Veo su figura hablando sin mirarme y a través de su silueta se transparentan las formas de cientos de tubos de ensayo. Sé que ella, detrás de toda esa pantalla, se encuentra repleta de medicamentos, de cientos de medicamentos. Pero no alcanzo a descifrar su padecimiento.
Ella no levanta nunca la vista de sus hojas. La escena se repite varias veces, con pequeñas variaciones que no alcanzo a recordar.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Pequeño desastre animal" de Vetusta Morla.

1.8.08

.sueños. .01.08.08.

Había una habitación, tan larga que parecía ser por sí misma una casa, en medio de un terreno irregular y separado de todo. Había algo que me unía a esa habitación, volví a ella y entraba por la primera puerta, habían muchas más a lo largo de ella y todas se encontraban en un costado. Dentro, todo estaba completamente vacío, sólo las paredes pintadas de azul. La habitación se continuaba con ascensos y descensos hasta donde no alcanzaba a ver, a lo lejos podría haber más gente.
Cerca de mí se encontraban dos personas, altas, cuyas ropas no me dejaban verlos bien. Caminaban y por momento parecía que se unían en uno solo, como piezas independientes dentro de un caleidoscopio. Murmuraban cosas que prefería ignorar, pretendiendo que simplemente miraba la puerta.
Entonces entraba Jessica y me decía que la acompañara a comprar unas cosas y yo lo interpretaba como la oportunidad perfecta para huir y me iba con ella. Nos subíamos en su coche, que era demasiado pequeño, ella iba adelante con una chica que ya no es su amiga y justamente me hablaba de las razones por las cuáles discutieron. La chica no hablaba, ni siquiera apartaba su vista del frente y tampoco se movía, como si no estuviera ahí, y Jessica hablaba como si no estuviera ahí. Nos deteníamos en medio del estacionamiento de un centro comercial cuyas ruinas hacían suponer alguna clase de remodelación, éramos las únicas ahí. El lugar era exactamente igual al único supermercado que había en mi isla cuando era pequeña. Nos bajábamos nada más nosotras dos y caminábamos hacia la única tienda que parecía abierta, un pequeño local de ropa.
Dentro nada más se encontraba una dependienta, también perdida, era de tarde y yo suponía que pronto comenzarían a cerrar, pero todo lucía demasiado en calma. La ropa se amontonaba groseramente en todos lados, Jessica seguía contando algo que ya no podía entender mientras agarraba una pieza tras otra. Toda la ropa era de invierno y prácticamente toda era de color rosa pálido. Miraba de pronto alguna pieza pero siempre que me disponía a tomar alguna descubría que estaba manchada de negro. Dejaba a Jessica en la tienda y me iba.
Luego me encontraba en un cuarto, amplio, casi todo era demasiado alto y negro, y yo estaba recostada en la cama viendo la televisión. Junto a mí se encontraba Elena y me platicaba sobre Alejandra, me decía que habían tenido problemas desde que abandonaron Tijuana y que ya casi no se veían, que ella había estado evitándola sin necesidad. Me contaba también de su nueva pareja, Jerry, que me parecía un nombre extraño para una mujer, sobre todo como ella, tan menuda, delgada y femenina, con la piel ligeramente tostadas y su cabello castaño y rizado. Salíamos hacia otro cuarto y entrábamos como a un sitio con una enorme alberca, ella seguía contándome sobre la nueva novia de Alejandra pero no lograba ubicarla, ni entender dónde estaba. Me metía a la alberca y veía a un grupo de personas y escuchaba como si una voz interior me contara su historia.
Todo se volvía una especie de cuento de hadas, había una mujer alta de cabello largo y negro y también había un hombre alto y fornido. Su cuento era parecido al de la Bella y la Bestia, ambos nadaban a corta distancia, pero de pronto la mujer se alejaba hasta salir por la parte derecha de la alberca. Comenzaba a querer huir, caminando entre las sillas blancas en la orilla que se amontonaban como queriendo evitarle el paso. En su mente ya estaba huyendo sin despedirse y esperaba que nadie se diera cuenta, trataba de correr pero los obstáculos no la dejaban. Llegaba hasta el final y después había un campo de sal como si fuese de nieve, también le costaba caminar, como si la sal se interpusiera en sus pasos e hiciera que cayera constantemente. Cuando creyó que estaba suficientemente lejos descubre de pronto, ante una caída, que su pareja se encuentra junto a ella. La mira con tristeza, como si no entendiera la situación, le muestra un disco de vinilo viejo y le pregunta "¿No te gusta El Mago de Oz?". Ella lo mira y se arrodilla, en posición fetal, llorando. Mentalmente repite: por favor, que no me haga volver.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "No pienses de más" de Jorge Drexler.