7.8.08

.sueños. .07.08.08.

Estaba dentro del cuarto. Una especie de enorme intersección entre muchas otras recámaras. La casa era alta, las paredes y los pocos muebles oscuros y todo con poca iluminación, todo en rojo. Hay una gran mesa en medio, con demasiados ángulos y muchas sillas. En una de ellas, frente a mí, está sentada una niña, como de nueve años, rubia y con un vestido claro. No me mira, está inmersa en su labor: con objetos viejos, usados, rotos, construye otros nuevos, como si la materia fuese completamente moldeable. Nada de lo que construye parece tener una utilidad real y solo parecen nuevas partes metálicas, híbridas de sus anteriores compuestos. Pero ella no se detiene, construye uno tras otro y parece como si siempre estuviera construyendo el mismo.
Miro y alrededor de la sala, igualmente amorfa y llena de ángulos, hay muchas puertas y no sé por cuál debería de entrar. Escojo una al azar, llego a otro cuarto, igualmente oscuro pero más pequeño y menos iluminado. En él sólo se encuentra un mueble alto, angosto, sin sillas, donde otras cuatro niñas construyen más cosas. Lucen así, rubias, pálidas, con vestidos claros, un poco más grandes que la del cuarto anterior, pero sé entonces que están enfermas. Su metabolismo desordenado las traiciona y por dentro están envejeciendo todo el tiempo, lucen como niñas pero por dentro tienen mil años y quizá están muriendo. Escucho una voz como si viniera del cuarto de junto y le hablara a ellas, que tampoco han reparado en mí. Dice que dos de ellas tendrán que irse, y el ser alejadas de esta labor es casi equiparable a desaparecer del todo. Ellas se detienen y miran fijamente hacia la pared oscura de donde surge la voz, entonces me doy cuenta que son idénticas, como si fuese la misma repetida cuatro veces. La voz también parece darse cuenta y entonces es imposible apartar a ninguna.
Salgo del cuarto y entro a otra puerta, estoy en otro sueño. Despierto en el cuarto de mi abuelo, estoy acostada junto a mi hermana quien aún duerme. Siento la cama demasiado grande y veo la puerta abierta y la luz que se cuela por ella. Hay un mensaje junto a la cama de mi primo Andrés que dice que no nos despertó, que se adelantaría, junto a una foto de nosotras dos durmiendo. Lo único en lo que puedo reparar en que mis piernas se encuentran marcadas por unas mallas negras y llevo una falda. Me levanto enojada y salgo, llego a la cocina que es enorme y está llena de ollas de metal negro, no hay más muebles que muchos hornos y estufas. Están Andrés y mi padre cocinando en una olla enorme y les digo que por qué no me esperaron, responden sin decir nada y me doy cuenta de que ya no queda nada, todo está sucio pero vacío.
Salgo y estoy en otro sueño, salgo de la casa donde viví tantos años atrás como si ahora fuera mía y estuviese de nuevo ahí. Salgo y el resto de la colonia parece abandonada, las demás casas van siendo consumidas por las plantas y la luz apenas si es suficiente para caminar aunque es de día. Atravieso las calles desiertas como si tuviera prisa y un rumbo fijo, en las entradas oscuras de algunas casas escucho animales rugir y moverse oscuramente. A veces me detengo en las intersecciones esperando encontrar a alguien, creyendo escuchar voces familiares, sumida en una ensoñación más que asustada. El camino hacia la entrada parece eterno y cuando llego hay un solo guardia sentado, que me dice que no puedo salir.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Not without you" de Marlango.

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