9.8.08

.sueños. .09.08.08.

Camino sobre una calle pequeña, como de pueblo. Es de día y hace calor, me dirijo a un punto fijo que es un local al final de la calle. Alguien me pidió un favor y yo tengo que ir y preguntar ciertas cosas. Entro, el lugar está vacío a excepción de un par de personas en la barra que parecen atender, pero no me prestan demasiada atención. Las paredes del lugar parecen una especie de formación rocosa natural, muy conveniente, pintada con colores azules y rosas llamativos. Subo al siguiente piso, el techo parece más bajo y las sillas y mesas son diferentes. Me siento en una, en un rincón alejado, hay un par de chicos cargando cajas y moviéndolas de lugar. Saco cosas de mi bolsa y mentalmente hago anotaciones del lugar. Al final del piso hay una reducida escalera de caracol de metal oscuro. Me dirijo a ella, comienzo a subir pero no se ve el final. Me detengo llegado un punto en que parece que estoy atrapada entre dos pisos. Me siento en un escalón y me recargo en otros, me quito mis anillos y los dejo en uno más arriba. Me quedo dormida.
Me despierto como si fuera el día siguiente, pero todo luce igual, salgo rápidamente del lugar como si no quisiera que nadie me vea. Caminando de regreso por la calle siento que mi bolsa pesa más que antes, mirándome reflejada en un escaparate descubro que es enorme y apenas si puede cerrarse. Entonces recuerdo que olvidé mis anillos y tengo que regresar corriendo por ellos. Tengo prisa, como si tuviera que estar en otro lado.
El sueño cambia y me encuentro en un aeropuerto, llegando a Pakistán. Me recibe una chica que estudiaba en mi prepa, como si nunca hubiéramos perdido contacto. Miro todo asombrada cuando ella me presenta a sus padres. El aeropuerto es como un gran espacio abierto, de paredes de piedra clara, con enormes cuadros dorados colgados de las paredes. No hay sillas, ni muebles, sólo personas caminando de un lado a otro. Su padre va con otras dos mujeres y yo camino a la par de mi amiga y su madre. Salimos del lugar y veo como un gran desierto.
Su casa es enorme, con espacios abiertos intercalándose con más habitaciones o salones. Estamos sentadas a la orilla de un río artificial por donde cruza un puente. El fondo del río es azul, yo remojo mis pies en el agua y ella recostada junto a mí me cuenta historias de su país. Su padre nos llama entonces y nos dice que tenemos que atravesar el puente, que nos preparemos. Llegamos a una zona con camellos muy altos, cuyas piernas miden más de tres metros. Le digo que cuando era pequeña estaba obsesionada con los camellos. Su padre nos indica el modo en que nos colocaremos, los camellos marchan en líneas de cuatro y los ocupantes de las orillas tienen que sostener un enorme manto colorido que nos cubre a todos. Mi amiga me habla de las personas que viven en el río y que debemos tener cuidado con las flechas. Menciona un término en su idioma que significa morir en el río, y entonces miramos como pasan algunas pequeñas barcas con cadáveres con los ojos abiertos y la piel llena de pequeñas flechas, casi como espinas. Cuando disparan pareciera como si comenzara una lluvia de esas pequeñas flechas.
Pero no alcanzamos a subirnos, algo sucede y de pronto pareciera que reinara el caos, me encuentro sola y escucho ruido de flechas y disparos. Camino pero no puedo encontrar el rumbo entre las habitaciones de la casa, atravieso el río artificial y siento que hay demasiado humo. Entro en una habitación y descubro que es la cocina, un hombre con una pistola me apunta y yo solo alcanzo a tirarme al suelo. Siento que alguien me jala por el brazo y voy atravesando una habitación a otra sin fijarme, sólo escucho el ruido, hasta que llego a un cuarto donde se encuentra mi amiga. Está recostada y su pequeña cama es el único mueble en el cuarto, localizado justamente en medio. Dos mujeres se mantienen de pie junto a ella, vigilándola, cuidándola. Está herida pero no puedo verlo porque una manta la cubre, llego junto a ella y me abraza y comienza a llorar. Me dice que no quería que las cosas salieran así, que al día siguiente viajaríamos a Europa y nos olvidaríamos de todo. Yo solo la abrazo y no le digo nada.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "Beyond the wall of sleep" de Sopor Aeternus.

1 comentario:

Isabel Tejada Balsas dijo...

Esa sensación de estar siempre en peligro, tener que escapar, aunque no se sepa muy bien de que o de quien...

Tenemos sueños muy parecidos. Pero yo quiero pensar que llegará el día en que tus sueños estén llenos de paz :)