29.11.08

.sueños atrasados. .27.11.08.

Avanzo distraída por un gran local, alfombrado y con techo alto, cuya distribución me remite a una librería aunque se trata en realidad de una tienda de teléfonos. No estoy segura de lo que busco y avanzo con duda, como si temiera de los espacios abiertos.
Entonces, al llegar a una parte, una mujer se acerca a mí y me dice que pase, como si me estuviera esperando y supiera todo lo que tendría que suceder a continuación. Camino detrás de ella hasta el espacio entre dos anaqueles de madera clara, cuyos productos no alcanzan a entenderse del todo. Tengo papeles que llenar antes de continuar, como si ella supiera lo que yo quiero, las decisiones que ahora parecen tomadas. Hay una especie de intimidad entre esos anaqueles, como si nadie pudiera acercarse a nosotros. Yo me siento en el suelo en medio de ellos y comienzo a llenar hojas ligeramente azules, con información imprecisa. La mujer se mantiene de pie, alerta de cualquier persona que quisiera acercarse a nosotras.
Entonces, en uno de esos anaqueles hay una pantalla donde comienza a pasar un video. Parte de lo que suceda en el video tendrá que repetirse en las hojas y me dispongo a verlo. Habla de un descubrimiento reciente sobre ciertos peces con características prehistóricas. En la pantalla aparece su descubridor, quien levanta un especimen que parece una especie de mantarraya, de color café y cuya piel parece reproducir formaciones rocosas. Es casi monstruoso, pero con una monstruosidad que raya en lo cómico. La información al respecto parece un murmullo de fondo, el animal comienza a cambiar con las tomas, hasta que termina por ser un pez gigante que necesita ser sacado del mar con la ayuda de dos gruas. Sobre cubierta el científico lo ve, como se asoma vivo, sin heridas, para ser transportado en el barco. Es enorme y su fisionomía ha cambiado radicalmente, a excepción de la piel café y rocosa. Pareciera como si ambos se miraran y el científico lo acaricia tiernamente y deposita un beso sobre su lomo.
Sé que miente, que todo eso ha sido una pantalla, un teatro, lo burdo reflejado en los avances. Todo es mentira pero al mismo tiempo el pez está ahí y tampoco es un engaño. Tengo la noción de que esta comunicación entre el video y yo es algo completamente íntimo, un secreto que debo guardar, de manera que no estoy segura del todo el modo en que debo terminar de responder las hojas.
Me dispongo a continuar con la monótona labor cuando despierto.




En mi sueño suena "Wish you were here" de Pink Floyd.

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