12.10.08

.sueños. .12.10.08.

Camino por las calles de una ciudad clara pero sin gente. Alguien va a mi lado, un poco por delante de mí, un amigo a quien no miro directamente. Estamos buscando un café que él mencionó pero que parece haber desaparecido de un momento a otro. Entramos de pronto en un edificio grande, como si fuese un hospital o algunas oficinas. Por dentro los espacios son enormes y lucen vacíos, lo único que se distingue es la alfombra roja en el suelo. Avanzamos hacia nuestra derecha y vamos recorriendo el sitio hasta que se convierte en otro, una especie de museo de aquellos que parecen haberse localizado dentro de grandes casas viejas remodeladas. Llegamos hasta el final, donde hay unas amplias escaleras en espiral que llevan a un segundo piso casi improvisado. Subimos. Arriba es una especie de patio simplemente, sostenido sobre el salón que se encuentra abajo. Hay mucha gente, aunque lal mayoría van solos o apenas en parejas. Como si fuera un mirador sin vistas a ninguna parte. Llego hasta el final, hacia el barandal por donde se asoma a la parte de abajo y al mirar hacia allá descubro que ahora es una iglesia, aunque no hay bancas y muchas personas, vestidas elegantemente se encuentran allá. Miro a mi prima Tere, quien viste un vestido azul y luce más joven, voltea hacia arriba y me dice que baje, que ya va a comenzar, y yo me siento entonces de 10 años, vistiendo un traje de paje y me dispongo a bajar las escaleras.
Pero el sueño cambia, recorro de nuevo los sitios de algún edificio, está por caer la tarde y la luz es grisácea. Voy buscando a alguien, hasta que llego a un cuarto con unas enormes puertas de cristal opaco y metal oscuro. Están ligeramente abiertas y veo dentro a mi prima María José. Es su boda y voy a buscarla, a preguntarle si ya está lista, y la veo frente a un tocador, ya con su peinado completamente realizado pero vistiendo únicamente una bata. Detrás de ella se ve una enorme bañera de mármol con agua. Parece sorprendida y un poco inquieta de haberme visto, me dice que ya casi está lista pero que decidió que antes de la ceremonia iba a tomar un baño con su prometido. Escucho como él se encuentra en un cuarto conjunto y que está a punto de entrar, pero mi prima cierra las puertas antes de que pueda verlo. Me alejo y regreso a la iglesia, que es una especie de santuario construido con modelos arquitectónicos griegos, compuesto de varios recintos donde todos los objetos son tan bajos que permiten que pueda mirarse sin problemas hacia el frente, donde se encuentra el altar. Llego donde se encuentran varios familiares y les digo que tardará en comenzar la boda porque los novios se están bañando. Algunos parecen sorprendidos por los conceptos mudables de moralidad pre-matrimonial, pero yo insisto en que si llevan tanto tiempo viviendo juntos ya es algo ridículo. Uno de mis tíos me dice que habló con Francia y que también se casará en unos meses. Primero me alegro, pero entonces pienso que ella ya está casada en realidad, como también lo está María José y que en realidad la única que podría casarse aún sería Angélica. No sé si atribuir aquello a una confusión por parte de mi tío o a que me encuentro detenida en un tiempo anterior a todos aquellos sucesos. Todos parecen regresar a sus esperas y sus actividades.
Yo no me siento arreglada para el evento y entonces veo que se encuentra por ahí un estilista amigo de alguna de mis primas, le pregunto si puede peinarme y me dice que sí. Voy con él hacia otro sitio donde se encuentran unas elegantes sillas negras y me siento en una. Lo veo platicando con un joven sentado algo alejado que me parece demasiado conocido. Sé que es su pareja, sus rasgos son muy suaves pero todo en su rostro parece demasiado pequeño, su mirada es extraña. Sé que es amigo de Erika, aunque él no parece recordarme a mí. Me extraña que esté ahí. El estilista comienza a peinar mis cabellos mientras yo miro una pequeña fuente que se encuentra frente a mí.
Y el sueño vuelve a cambiar. Me encuentro en un enorme cuerpo de agua, cambiante, hay piedras que van formando diferentes arquitecturas improvisadas, o variando la profundidad del agua conforme avanza. Somos criaturas de agua, el sol crea reflejos de todos los colores. Somos muchos, escucho que alguien cuenta una historia detrás de mí. Habla sobre tigres marinos que se esconden entre las olas, de cazadores que entran en su juego y sobre el saber en qué momento no podemos ganar. El cazador de la historia, ante la amenaza inminente de su derrote, se convierte en un rizo metálico que se hunde en el agua.
Me alejo, me pierdo entre las aguas y las rocas, a veces siento a las personas cerca de mí y a veces lejos, aunque quisiera que siempre estuvieran lejos. Siento golpes en el agua sin entender quien los da, todo parece estar dando vueltas o soy yo que no salgo nunca del mismo sitio. Estoy muy confundida, quizá ese sea el peligro. Siento a muchas personas cerca de mí, mirándome, viendo como me convierto yo también en un rizo metálico y me voy hundiendo hasta el fondo de las aguas profundas.
Entonces despierto.



En mi sueño suena "Va a empezar a llover" de Enrique Bunbury & Vegas

1 comentario:

Isabel Tejada Balsas dijo...

"Siento golpes en el agua sin entender quien los da, todo parece estar dando vueltas o soy yo que no salgo nunca del mismo sitio. Estoy muy confundida, quizá ese sea el peligro"

Cuanta verdad hay en estas palabras, y cuanto de mí hay en ellas :/

¿Sabes? me tienes toda la noche dandole vueltas a "Nada tranquiliza tanto como una máscara."

^^

besos enmascarados :)