22.10.08

.sueños atrasados. .21.10.08.

Paso de un objeto a otro, en eterno viaje, estoy alejándome siempre, avanzando siempre, como si las cosas se movieran vertiginosamente ajenas a mí. Entonces estoy sobre un barco que lentamente comienza a hundirse, sin dejar de avanzar, y yo voy recorriéndome hacia las zonas que se mantengan por encima del año hasta que finalmente no es más que un escalón y justo se acerca a un pueblo poblado de otras naves antes de desaparecer. El atardecer es malva, morado, caramelo.
Después del improsivado muelle de madera hay arena. Cercana comienza a nacer la ciudad, un sitio viejo, lleno de arena y casas casi artesanales. Parece un espejismo de paso, una ciudad perdida en la más vieja tradición de nuestras tierras. Comienzo a avanzar por callejuelas, pasos a desnivel, mercados, laberintos de calles pequeñas. Todo está lleno de gente que pasa, rápida y lenta a la vez, que desaparecen detrás de las esquinas con un dejo de incienso y copal. Toda la ciudad está celebrando las fechas de muertos, todo es una gran alegoría de la celebración.
Yo tomo fotos de todo lo que voy viendo, apresuradamente, siento que voy corriendo y subiendo de nivel, bajando, como si la ciudad se me presentara como un esquema lineal pero que es recorrido de forma compleja. En un punto me encuentro pasando por un puente peatonal que se alza sobre una calle principal a pesar de ser demasiado angosta. Por la calle, apretándose contra las paredes blancas, pasa un desfile de personas disfrazadas representando la tradición desde los vestigios más propios del folklore hasta las típicas alusiones al halloween. Veo un grupo de personas vestidas de calabazas que bailan al ritmo de la música, trato de tomarles fotos pero siempre salen mal, con demasiado acercamiento, fuera de marco, desenfocadas. Tomo varias pero no resulta, sé que todas las fotos anteriores han sido también así, me molesta pero me conformo con haberlas tomado.
Aparece mi padre detrás de mí y me dice que ya nos vayamos, que tenemos que continuar. Camino con él hasta el final del puente, al bajar nos encontramos de nuevo en la playa, pero con la sensación de encontrarnos del lado opuesto de la costa inicial. En toda la playa, dibujada con altas y suaves dunas, sólo se encuentra una mujer, mirando al mar. Parece terriblemente lejana aunque no lo está, mira al sol que parece demasiado cercano mientras se oculta, generando mil colores distintos. Trato de tomarle una foto pero ella se da cuenta y se esconde detrás de una duna, yo pretendo entonces sólo capturar el paisaje e irnos, pero la mujer corre hacia nosotros. Parece molesta por que le haya tomado la foto, comienza a gritar y quejarse pero yo sólo la ignoro, mi padre habla con ella hasta que parece calmarse y se queda sentada junto al puente. Es su hermana, él me dice si debería regalarle una cámara. Yo estoy molesta por su actitud y le respondo que de nada le serviría tener una cámara, que es inútil dársela. Nos internamos de nuevo en la ciudad.
Entonces despierto.




En mi sueño suena "No" de Shakira.

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